La insólita amargura del pastel de limón - Aimee Bender

La insólita amargura del pastel de limón es una novela escrita por Aimee Bender.

Sinopsis

Rose Edelstein está a punto de cumplir nueve años y prueba a escondidas un pedazo de pastel que su madre ha cocinado para ella.

Ella espera disfrutar del sabor del limón mezclado con el azúcar, pero de repente su boca se llena de soledad y tristeza.

Sin que nadie sepa cómo ni por qué, la niña descubre que puede adivinar los sentimientos de quien cocina y desde entonces comer será su arma secreta para conocer mejor a los demás.

No solo los platos más sofisticados, sino unas simples patatas fritas o unas tostadas con mantequilla tienen historias que contar, y ahí está Rose, intentando acercarse al dolor de los demás y aprender a vivir.

Intrigada y a menudo asustada, la niña descubre el lado oscuro de su propia familia: Ese hogar en apariencia feliz se derrumba bajo el peso de la ansiedad de su madre, la indolencia de su padre y las extravagancias de un hermano que intenta huir de la rutina negando la realidad.

Los años pasan y por fin esa chiquilla que ya es mujer encontrará el buen sabor de la vida.

¿Cómo? Para saberlo habrá que disfrutar de esta hermosa fábula que Aimee Bender ha cocinado con talento e imaginación.

Reseña

Había visto en muchos blogs reseñas sobre este libro y me llamaba la atención por partida doble, por un lado por su curioso argumento, por otra parte porque el título ya anunciaba que la comida tenía un papel protagonista y cualquier cosa relacionada con la cocina y la repostería capta mi interés de inmediato.

Esto ya me pasó cuando me tropecé con Delicatessen, un relato corto protagonizado por unos cocineros que me sorprendió mucho por su argumento, ya que no me lo esperaba y fue una lectura de un género que nunca había leído.

Después de haber visto una y otra vez por toda la web este libro, un día buscando un regalo para mi madre, una persona a la que le encanta leer, lo vi en una librería y se lo compré.

La verdad es que la sinopsis de esta novela es muy clara a la hora de explicar brevemente su argumento, algo de agradecer, ya que hay otras que son justo lo contrario y lo poco que te cuentan lo hacen de una forma muy ambigua o no llegas a tener muy claro de que trata la novela en cuestión, algo contraproducente cuando se quiere incentivar al lector a su compra.

Como bien pone un poco más arriba, la protagonista es Rose, una niña que tras probar un pastel hecho por su madre descubre que tiene el don de conocer los sentimientos de quién ha cocinado, como es en el caso de su madre, de quién averigua que tiene una aventura con alguien del trabajo, pero también de otras personas, por ejemplo, los dependientes de una tienda de galletas, de quienes adivina como se sentían cuando hicieron los dulces.

Este don no se limita solamente al conjunto de la comida en sí, si no que además Rose es capaz de separar los alimentos que integran cada receta y saber si alimentos como la leche, los huevos, la mantequilla o el pescado son obtenidos mediante procedimientos naturales o hay una gran industrialización tras ellos.

Al principio se le da mucha importancia a la comida, pero poco a poco se va relegando a un segundo plano para mostrar que la familia de Rose, esa familia que ella creía feliz antes de despertar su don, no lo es para nada.

A parte de la aventura de su madre, su hermano mayor es una persona rara a más no poder que desaparece y aparece sin previo aviso y con síntomas de deshidratación, y su padre, por motivos incomprensibles, no ha pisado nunca un hospital, ni si quiera con el nacimiento de sus hijos, porque teme lo que pueda llegar a pasar si lo hace.

El genero de esta novela es bastante difícil de clasificar, pero un par de adjetivos que lo definen bien son raro y diferente, no solamente por el argumento y sus personajes, si no por la narración empleada.

La novela está escrita en primera persona para poder adentrarnos más en Rose y sus pensamientos mientras leemos, pero a diferencia de otras obras, aquí no se utilizan guiones para indicar que un personaje habla, simplemente se hace un punto a parte en la narración, a veces incluso varios hablando el mismo personaje.

Como muestra, este pequeño fragmento en el que en todo momento quien habla es la madre de Rose, aunque la protagonista en medio describe un poco la habitación.

“Gracias, dijo, con los ojos entrecerrados y las manos abiertas como un abanico encima de la almohada. La habitación olía a tibieza, a sueño profundo y crisálidas. Me agarró de la mano y me dio un beso en la mejilla.

Tienes el almuerzo en la nevera, murmuró, dándose la vuelta.”

El final es bastante raro, de hecho, como hubo algo que no entendí, le pregunté a mi madre que ya lo había leído y me dijo lo que ella parecía haber entendido y tenía bastante sentido.

Para confirmarlo, busqué por Internet y lo que me encontré fue a varias personas con las mismas dudas que yo.

No la considero una mala novela, es simplemente diferente, y si lo que buscas en estos momentos es una lectura que se aleje de lo comercial, sinceramente no veo mejor opción para recomendarte que esta.

Spoilers

A raíz de una opinión que leí sobre el final de Metal Gear Solid V: The Panthom Pain, en la que se decía que la misión 51 no se había desarrollado al 100% y que solamente existía algo de arte conceptual y escenas cinematográficas sin terminar para darle más sentido al título.

La idea era dar a conocer esa última misión que ataba varios cabos, pero que había sido retirada del título para que los jugadores sintiesen un dolor fantasma porque habían amputado parte del juego pero a la vez seguir notando que estaba ahí aunque no fuese jugable.

Una teoría bastante loca, pero conociendo el historial de su creador tampoco sorprendería.

Pues después de leer todo eso, al sentarme al hacer la reseña, relacioné el título del libro con las sensaciones que sentía Rose y noté que puede que ese final tan extraño estuviese hecho así de enrevesado de forma completamente intencionada.

Así, los lectores como yo, que no logramos entender nada sobre uno de sus personajes, y al no encontrar respuestas, sentimos la misma insólita amargura del pastel de limón.